Cristalización inmortal.

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Existen varios tipos de cristales, el primero que se conoció fue el morado, toda una rareza que llegó a la tierra hace muchos millones de años. Un evento único. Resulta que se estuvo sumergiendo por toda una serie de sucesos diversos, como terremotos, inundaciones y un sinfín de vida a lo largo del tiempo hasta llegar a quedar en el fondo del cañón.


            Una especie de homínidos similares a los humanos, que en cierta forma fueron nuestros ancestros, llegaron por casualidad a ese sitio, adaptándose al ambiente muy fácilmente. Al inicio no se trataba de un desierto, sino de una selva con un gran río profundo y angosto.


            Muchas generaciones después, el entorno decreció por cambios climáticos, permitiendo encontrar aquella roca extraordinaria. Al principio la usaron como moneda de cambio y luego la emplearon de decoración, derivada de sus atributos estéticos. Más tarde que temprano a alguien se le ocurrió, o tal vez fue por accidente, lanzar aquella piedra al fuego, lo que produjo una especie de vapor estupefaciente que lo dejó inconsciente por varios días. Desgraciadamente se sospecha que los primeros que sufrieron del fenómeno soporífero fueron enterrados o devorados por sus contemporáneos.


            El tiempo es muy relativo, así fue como llegaron a descubrir las propiedades por medio de la cultura, es decir, que hallaron que los seres podían permanecer en un estado similar al coma durante bastante rato. Fue por un error incidental, probablemente alguien fue lanzado en tierras poco profundas, para después despertar desorientado y ser considerado un milagro. No fue hasta varias generaciones después que revelaron, en esencia, la característica inusual que producía el cristal al contacto con el fuego.


            Según datos históricos, usaban aquel vidrio para rituales con las más grandes e importantes eminencias de la colonia. Se sospecha que comenzaron con grandes cantidades, pero las consideraban mortales puesto que las personas no despertaban en varios años. Fueron perfeccionando sus técnicas, hasta que manejaron solamente el polvo para poder descansar horas o incluso días. Se llegó a implementar una especie de ceremonia donde varios participantes dormían una estación completa, descubriendo que de esa manera no necesitarían recursos para el invierno.


            Lamentablemente también surgió la corrupción y el egoísmo individual, algunos personajes robaban o implementaban estos vapores para cometer atrocidades. Por tales motivos, fue instaurada una puerta con un único mecanismo para su ingreso, el cual se encontraba por dentro. Eso obligaba a la comunidad a tener sumo cuidado, ya que, si la entrada se bloqueaba y no había nadie dentro, corrían el riesgo de tener que perforar la roca y destruir por accidente el cristal.


            Lograron una especie de acuerdo en donde un par de sujetos cuidarían y resguardarían el interior. Consumiendo una cantidad minúscula para poder dormir unos meses, luego emplear una mayor dosis en la población e hibernar de cierta manera, ya que el cañón y las construcciones subterráneas solían ser muy frías al final del año.


            Cuidadosos de que pudieran robar su secreto, se aislaron de las demás tribus cercanas que se hacían nómadas por las temporadas donde había mala cosecha invernal. La lengua se dividió, al igual que las costumbres y, en gran medida, las características físicas de los individuos.


            Finalmente se establecieron como un poblado de seres minúsculos, lo que permitía el ingreso fácil a sus madrigueras en las cuevas escarbadas, el idioma fue evolucionando de acuerdo con sus necesidades.


            Permanecieron en secreto durante siglos, hasta que llegó un individuo y destruyó el linaje, estaban tan temerosos de asolar a su dios que prefirieron abandonarlo durante mil años, lo que llevó irreversiblemente al poblado a emigrar y globalizarse.


            Luego volvió a ocurrir la tragedia, solo que duró decenas de milenios. Los continentes se habían movido, permitiendo el ingreso del mar al cañón. Fue requerida una obra de infraestructura monumental para recuperar todo lo que pudo perderse con la inundación.


            Resulta que no solo existe el cristal morado, sino que también se han encontrado variedades de un tono verde y rojizo. Sus propiedades no son idénticas, transmutan al organismo de una manera distinta, causando más daños que beneficios. Sin embargo, hay especímenes que soportan mejor un tipo que otro, pudiendo adaptarse a las características del vidrio según su fisiología.


            Los estudios realizados muestran que los elementos de dichos minerales son tan pesados que resultan imposibles de crearse en nuestro sistema solar. Consisten en fragmentos minúsculos que han viajado millones de años por el espacio hasta incrustarse, por fortuna, en la tierra y otros astros cercanos. Al mezclarse con los gases desprendidos de la corteza y entrar en ardor, producen un vapor instantáneo y difuso que inhibe al sistema nervioso, manteniendo las células en un estado similar al ahorro de energía, solo que el organismo consume una cantidad exorbitante de material nutricional, similar a la glucosa, emitido de las emanaciones violetas.


            Una clase de estupefaciente que dota al cuerpo de una provisión impresionante de alimento, impidiendo que regrese del estado onírico. Al terminar las reservas energéticas, por fin se recupera la conciencia, haciendo sentir a la mente que se han dormido unos instantes, cuando en realidad han pasado años.


            A los procesos temporales se le suele llamar como cristalización inmortal, ya que, en cierto modo, puede alargar la vida de una persona hasta límites insospechados, similares a la criogenización que mantiene el material orgánico y a la conciencia en estado de pausa.



 

Caminaban por el malecón a escasos metros de aquella caverna con el vidrio milagroso. La persona que escuchaba la historia estaba impresionada, en eso se acordó que no se hallaba sola cuando inhaló aquel vapor morado.


            —¿Qué pasó con el enano que estaba conmigo? —preguntó sin mucha cautela.


            —Él está a salvo, despertará en un par de días. Alguien que sabe hablar su idioma y es similar a sus facciones irá a su encuentro —respondió con total tranquilidad.


            —¿Así cómo lo hiciste tú? —Lo volteó a ver para comprobar que sonrió con aquello.


            —¿A poco no es hermosa la vista del horizonte en el mar cuando ocurre el ocaso?


            —Sí, es muy hermosa. —Recordaba lo que le había sucedido hace poco, lo que resultaba ser de hace muchos milenios. Se sentía como un inmortal disfrutando nuevamente de otra oportunidad, de lo bella que era la vida.

 




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