Actualizando a los muertos.

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Fue invitado a pasar. Unas pocas veces lo había visto en vida y nunca habían platicado en realidad. Ahora que ha muerto, podían verse con más facilidad.


            La nueva casa de su tío era muy distinta, sabía que las propiedades cambiaban cuando se transgrede la realidad, pero en su caso, había excedido los gustos, pues contaba con un territorio muy grande, habitaciones laberínticas y un hermoso y complejo jardín debajo de una especie de cápsula gigantesca, compuesta de un material vidrioso color azul.


            Al sobrino se le figuraba, aquel lugar, una especie de paraíso natural y arquitectónico de lo más bello. Esa cúpula con un bosque lleno de vida y aves cantando, era la cúspide de la hermosura en un jardín.


            No lo había ido a visitar para contemplar las majestuosas obras de arte, que son ahora la vivienda de su difunto tío; sino que él le había pedido que le contara de su familia, aquellos a los que pocas veces había visto en vida y eran unos forasteros de su cotidianidad.


            Se sentaron en unas sillas curveadas, prácticamente estaba en el piso sobre un cojín.


            A pesar de lo hermoso del ambiente, se notaba mucha nostalgia en su familiar. Estaba muy triste, sin duda, se arrepentía por no haber pasado más tiempo con sus seres queridos, o, al menos haberlos conocido un poco más. Por eso lo había llamado, quería saber de sus vidas, ahora que él ya no contaba con una.


            Empezó primero con su padre, que es hermano de su tío. Era de quién más conocía, pues durante muchos años fueron unidos.


            Seguido fue él mismo, ahora se había casado y comenzaba una nueva aventura con una pareja.


            En realidad, de quién más quería saber, era de su sobrina. Ella le preocupaba; sospechaba que seguía muchas de sus actitudes de cuando tenía su edad. No quería que llegara a ser como él.


            Le contó que estaba bien, tenía un novio que le gustaba viajar al extranjero y pronto tomarían un avión para visitar parientes de él.


            Hasta ese momento sonrió, el anfitrión reconocía un buen augurio en aquella situación. Él nunca tuvo esa oportunidad y eso lo orilló a una subsistencia que no era la esperada. Le agradeció a su sobrino la presencia con él, poder estar en contacto con sus familiares aislados en vida, saber que su sobrina no terminaría en las mismas condiciones y que estaba disfrutando de su existencia como él nunca pudo hacerlo.




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