El baño está afuera.

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Estaba visitando a su familia, tenía mucho tiempo sin verlos.


            Resulta que se habían cambiado de la vieja casa de su infancia y ahora vivían en un barrio que le era desconocido.


            Entró a una tienda preguntando indicaciones, para su sorpresa, se encontraba cerca de su destino.


            En la esquina de la cuadra, terminando los edificios, iniciaba el campo, no había más construcciones. La calle comenzaba con un desnivel pronunciado.


            Al salir, caminó con precaución por la única acera del lado de las casas.


            No entendía como es que su familia se había cambiado a una zona tan rural e inhóspita, le parecía un sitio peligroso y abandonado.


            Pasó junto a un puesto que vendían herramientas y materiales de campo, ahí dentro pudo observar algunas sillas para caballos, arados y demás utensilios oxidados. Sospechaba que se trataban de materiales para los sembradíos y la ganadería.


            Sentado frente al puesto, un anciano se encontraba observándolo desde una silla. No dijo nada y lo vio alejarse. Para luego volver sobre sus pasos.


            Le preguntó a la persona de mayor de edad por el domicilio. Resulta que la entrada se encontraba justo en el interior del puesto agropecuario. Eso le pareció muy extraño.


            Lo cuestionaron por los intereses de aquel sitio, a lo que respondió que buscaba a su familia. Le pidió que la describiera y así lo hizo.


            El viejo se levantó, presentándose en el acto. Se trataba del abuelo de su cuñado. Él no lo sabía, pero su hermana se había casado y resulta que ahora vivía toda su familia en la casa de aquel señor.


            Algo tuvo que haber pasado para que todos abandonaran su hogar en el pueblo y se dirigieran al lado del campo con un señor campesino.


            Ingresó a la vivienda, pero no había nadie.


            Salió a preguntar al tendero, este le respondió que su memoria ya no era la misma, que había olvidado que fueron a comprar suministros y que no tardaban en llegar.


            Decidió esperar junto a su nuevo familiar político.


            De tanto lío y pérdidas que se había dado, quiso ir a orinar.


            Resulta que era todavía más raro de lo que suponía. ¡El baño está afuera!

 




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